La historia de una mujer que se hizo famosa 30 años después de haber muerto.
Por Rafael Gálvez
Vivió sus últimos días con lo que ganaba por remendar calcetines y se le conocía como la vagabunda del barrio de Woolton, en el puerto de Liverpool.
Cuando murió, un 10 de octubre pero de 1939 a la edad de 44 años, nadie fue a su sepelio. Así se los dijo el padre Mc Kenzie de la Iglesia de Saint Peters Parish, a dos jóvenes que preguntaron sobre la persona que fue sepultada bajo la lápida de esa que siempre fue, la tumba más abandonada en el atrio de aquel templo.
Como un homenaje a esa mujer tan pobre y tan solitaria, John compuso la letra de una canción y Paul le hizo la música. La melodía fue grabada en tres sesiones los días 28 y 29 de abril de 1966. Y el 6 de junio le pusieron las voces. Paul McCartney hizo la voz principal y John Lennon y George Harrison hicieron los coros. Para hacer más sentida la canción hubo arreglos para cuatro violines, dos violas y dos chelos.
El 5 de agosto de 1966 salió a la venta el álbum Revolver y la canción dedicada a Eleanor Rigby se colocó en los primeros lugares de popularidad en Gran Bretaña y en Estados Unidos, las siguientes cuatro semanas. Años después siguió siendo de las melodías más escuchadas de Los Beatles. Incluso apareció interpretada por otros grandes de la música y en otros géneros. Y se hizo un clásico en los cinco continentes en el Siglo 20.
Fue hasta los años 80 cuando en el patio de la Iglesia de San Peter, empezó a ser más visitada la tumba donde se lee el epitafio. “Eleanor Rigby murió el 10 de octubre de 1939 a la edad de 44 años”.
Y esta es la biografía de una canción muy popular en todo el planeta. Y de un personaje que se hizo a la fama mundial 30 años después de haber muerto.