Por Leticia Robles de la Rosa*
A pesar de sus pocas habilidades financieras, que son evidentes y de que se llevó a su secretario técnico en la Cámara de Diputados para habilitarlo como Subsecretario de Hacienda, Luis Videgaray logró lo que ninguno de sus antecesores en la Secretaría de Hacienda: despetrolizar las finanzas mexicanas y cimentarlas en una base tributaria creciente y sin privilegios ofensivos exclusivos para los ricos.
Sin embargo, al igual que su amigo y jefe, Enrique Peña Nieto, la suerte no es un factor que le sonría mucho a Luis Videgaray, que si el tema se quedara en el ámbito personal, pues sus consecuencias serían sólo un asunto de él y de sus cercanos. El problema es que esa mala suerte que les sigue afecta a toda una nación, a México completo.
En otras circunstancias internacionales, la despetrolización de las finanzas mexicanas, producto de la reforma hacendaria y fiscal que el PRI concretó de la mano de la izquierda perredista, tendría a México en los cuernos de la luna, respecto de naciones con economías similares.
Pero se cayeron los precios del petróleo, se redujo la plataforma de explotación petrolera y eso llevó a que los huecos se llenaran con los ingresos fiscales y, en consecuencia, se redujera considerablemente la expectativa de mejora financiera de la nación; aunque fue justamente la despetrolización lo que evitó un desplome dramático de la economía nacional.
Además de los diferentes factores mundiales que influyen en las economías de todo el planeta, desafortunadamente para todos, de manera negativa, que llevaron a crisis internas de los sistemas financieros y a la devaluación de monedas, el triunfo de Donald Trump coloca a la economía mundial en un escenario de catástrofe globalizada.
México, sin duda, no es ajeno a eso. En esta época no se sienten aún las consecuencias; sin embargo, ya los especialistas hablan de un primer trimestre del año muy difícil para este país, por el aumento en las tasas de interés, que afectarán los créditos de tarjetas de crédito y elevarán intereses en centenares de transacciones diarias, de toda índole.
Y de acuerdo con esas estimaciones de los especialistas, el 2017 será un igual o peor a 1995, cuando la crisis financiera llevó a la quiebra a centenares de familias mexicanas, que se quedaron sin casas, sin automóviles y con deudas que les llevaron años para cubrirlas.
Así, el gobierno de Enrique Peña Nieto pasa de la esperanza a la incertidumbre financiera en un año que es fundamental para la sobrevivencia de la clase política priista, porque en 2017 está en juego la antesala presidencial, con tres elecciones estatales que se observan desde ahora altamente difíciles para el PRI: Estado de México, Coahuila y Nayarit.
Pero no se crea lector que estas elecciones estatales serán difíciles para el PRI, porque el PAN y el PRD u otro partido estén muy fuertes en esas entidades. No. El PRI las puede perder, porque el PRI está dividido en esas entidades y, como ya sabemos, un partido dividido no gana elecciones.
En el Estado de México, la familia Del Mazo metió todos los huevos en la canasta de Alfredo del Mazo, diputado federal y quien desde el 16 de noviembre, días después de concluida la aprobación del paquete económico 2017, comenzó el pago de notas informativas en radio, prensa y televisión para mostrar sus grandes dotes negociadores y mostrarlo, prácticamente, como un héroe de la economía nacional. Ojalá cuando las cosas se pongan difíciles, don Alfredo no olvide la responsabilidad que tuvo en este paquete económico, que hoy presume tanto.
Alfredo del Mazo va por la candidatura al gobierno del Estado de México; dicen sus cercanos que “se la deben” desde 2011, cuando a pesar de los lazos familiares con el entonces gobernador mexiquense, Enrique Peña Nieto, el PRI decidió por Eruviel Ávila.
Pero dicen sus compañeros de partido que Del Mazo no tiene las preferencias electorales en su favor. Los nombres de Ana Lilia Herrera, Carolina Monroy, Luis Videgaray, Ernesto Nemer y Alfonso Navarrete Prida están en la batalla y, según los priistas mexiquenses que conocen las formas del partido en la entidad, el pronóstico no es claro todavía.
En Coahuila, el factor Moreira está a punto de colapsar al PRI. Humberto, ex gobernador de la entidad y Rubén, actual gobernador, quieren imponer a Miguel Riquelme Solis, presidente municipal de Torreon, como el candidato a la gubernatura, pero el resto de la militancia se niega, al grado que Javier Guerrero ya renunció al partido y se va por la vía independiente.
El líder nacional del PRI, en tanto, le da atole con el dedo a los coahuilenses priistas. Dice muy claro que el PRI no apoyará las aspiraciones de Humberto Moreira para ir como candidato a diputación estatal y, sin embargo, el PRI Coahuila anunció que van de la mano con el Partido Joven, cuyo candidato es Humberto Moreira.
En Nayarit el enfrentamiento entre Manuel Cota, actual senador y líder de la CNC, y Raúl Mejía, ex senador y es funcionario federal anticipa una división real del priismo y su consecuencia debilitamiento electoral en la entidad, que ya hace unos años le ganó una alianza PAN-PRD.
De esta forma, el 2017 es un año que anticipa escenarios de alta complejidad para Peña Nieto y la clase política priista. En medio de la incertidumbre económica, los pleitos políticos electorales lo pueden hundir.
*Leticia Robles de la Rosa: Es periodista y experta en los temas de Educación, Política , Elecciones y Congreso de la Unión. Actualmente cubre la información en el Senado de la República y es una reportera de Primera Plana.