Si estás expuesto a jornadas laborales digitales 24/7, seguro también padeces tecnofatiga
México es uno de los países con mayor estrés laboral a nivel mundial, pues aproximadamente el 75 por ciento de la fuerza de trabajo lo adolece y la pandemia agrava la situación con la aparición del tecnoestrés.
Pero, ¿qué es tecnoestrés o qué la provoca? Es la imposibilidad de desconectarte de tu trabajo. Es decir, ahora trabajas 24/7 y hay que sumarle el aprendizaje de las nuevas tecnologías, su vocabulario, códigos y que no te falle el internet.
La especialista en salud ocupacional, Erika Villavicencio-Ayub, de la UNAM, nos explica que debemos tener presente que el empleado es un ser biopsicosocial, y cuando en su labor la fórmula se desequilibra y se le asignan jornadas y cargas más fuertes, el jefe o el dueño de la organización se siente con el derecho de exigir que esté conectado 24/7, incluidos fines de semana, obviamente se considera una cultura laboral tóxica que conlleva al estrés, y que repercute en la productividad.
Aparece el denominado tecnoestrés, derivado del uso desadaptativo de las tecnologías. También aparece la tecnofatiga, cuando se está expuesto a largas horas con exceso de carga laboral.
Esto sucede porque el cerebro está acostumbrado y reacciona a estímulos que son físicos. Migrarlo a las plataformas digitales trae una serie de configuraciones distintas en donde hace un esfuerzo adicional mientras se habitúa a interactuar con estas distintas expresiones de comunicación, precisó.
Síntomas
Algunos de los síntomas son compartidos con otros trastornos, aunque una de las primeras señales se manifiesta en la piel, la caída del cabello y algunas otras como la afectación del ciclo sueño-vigilia, además de presentar dificultades para conciliarlo.
Otro trastorno es el consumo excesivo de alimentos.
Hay personas a las que se les suma el exceso de conectividad con preocupaciones y angustias, depresión, miedos, y pudiera ser que los índices de estos se eleven y se acompañen con el mismo tecnoestrés.
Tensión familiar o no busco quién me la deba sino quién me la paga… Esto es porque tienes temor de hablar con tu jefe y decir que estás saturado, cansado, estresado, porque existe el temor de que te den las gracias, y ¿y qué hacemos?, lo escondemos y lo desquitamos con la gente que más confianza tenemos: pareja, hijos, padres y llevamos el estrés laboral a un conflicto familiar.
Recomendaciones
Una de las primeras recomendaciones de la investigadora de la Facultad de Psicología de la UNAM, Erika Villavicencio-Ayub, es la urgencia de una reforma legal en materia de la Ley Federal del Trabajo, a fin de que se establezca el derecho del trabajador a desconectarse fuera de los horarios convenidos de trabajo.
“Que esa desconexión se respete por ley, porque las personas necesitamos atender otros aspectos de la vida. Como seres biopsicosociales se ha invadido el hogar por estas causas, y en la medida que la persona pueda equilibrar su vida, tener descanso y actividades y despejarse mentalmente, sacará el desgaste que tiene por esta conectividad”, indicó.
Es momento, dijo, de organizar los equipos colaborativos para responder y llegar a un índice de productividad más alto con menos desgaste personal.
Las instituciones y empresas deben establecer programas de contención emocional, reforzar las habilidades de los líderes que son el eje central de los equipos de trabajo en la función de facilitadores, así como proveer una cultura laboral enfocada al bienestar de la persona.
El autocuidado es sumamente importante, pues hay que tener hábitos saludables, cuidar la alimentación y establecer rutinas de despertar, dormir y de higiene.
“La meta es tener la menor afectación mental al finalizar la pandemia, porque el trabajo tóxico impacta en nuestro sistema inmunológico y éste debe permanecer lo más fuerte posible para que ninguna otra enfermedad lo ataque”.
DATOS.
Previo a la pandemia por COVID-19, hasta el 25 por ciento de los trabajadores tenía algún trastorno mental como depresión, aunque no necesariamente requerían tratamiento psiquiátrico.
Según estimaciones, es muy probable que esa cifra ascendiera para tener hoy uno de cada dos trabajadores con algún padecimiento mental.