Poncho Herrera surgió de un mundo pop. No lo niega, ni se avergüenza. No tiene por qué, al contrario, ahí es de donde tomó las primeras herramientas para darle forma a su carrera como actor, su verdadero objetivo. No ser cantante, no ser eterno galán. Sin embargo, requirió mucha inteligencia y paciencia para bajarse de ese tren en paz, sin escándalos, sin resentimientos y sin una historia de vida al borde. ¡Salió ileso!
* Texto: Rocío Estrada
Fue así que, de una forma natural y amigable, le dio una palmada de despedida al ídolo juvenil para dejar sólo al tipo que busca toparse con buenos proyectos, con personajes que lo confronten y le permitan seguir aprendiendo. Se ha vuelto exigente y aunque pareciera que Hollywood no lo deslumbra, sí le emociona el encuentro con proyectos que lo sacudan. Decidió enfocarse en crear una carrera, construirla a partir de la honestidad consigo mismo y de mucha firmeza en cuanto a lo que quiere y hacia dónde quiere llegar. México, EE. UU., Europa… No importa el lugar, él únicamente quiere seguir trabajando en su carrera.
Encontrarnos con Alfonso Herrera, más conocido como Poncho Herrera, tomó tiempo, lo hicimos en el CrossFit 365 de la colonia Condesa, tras varios meses. No fue fácil, porque a mediados de 2016 se alineó en su vida el combo perfecto. Dio el gran salto. Lo último que filmó en México fue la serie El Dandy y parte de la película El elegido, pero desde que fichó para la serie de Netflix, Sense8, de ahora las hermanas Wachowsky, el trabajo internacional no ha parado: le siguió la serie El Exorcista para la cadena Fox y continúa con la conducción del programa La ciencia de lo absurdo del canal NatGeo.
Has tenido mucho trabajo, pero pareciera que has ido refinando la selección de tus proyectos, ¿cuándo decidiste que fuera así?
Decidí que lo importante es seguir aprendiendo. Tener esa hambre de seguir haciéndolo.
¿Te has vuelto más exigente?, ¿tienes más filtros a la hora de elegir un trabajo?
Me gusta contar historias y que los personajes sean increíbles; que digan algo. Primero que te cambien a ti, para después generar un cambio. Una vez se me acercó Damián Alcázar, antes de filmar La dictadura perfecta, y me dijo: “Qué bueno que estás tomando conciencia de lo que quieres decir”. Si todos tomamos conciencia de lo que queremos transmitir, la perspectiva de nuestro trabajo, todo cambia. Muchas veces hay personajes en los que puedes jugarla fácil, pero si no te retas o no te saca de tu zona… Como ¿para qué?
Lo que te dijo Damián…
Eso me hizo mucho eco, porque al final de cuentas yo sí tuve que poner un freno de mano para ver hacia dónde me quería dirigir, qué y cómo lo quería hacer. Pero, por supuesto, también disfrutarlo.
Ese freno de mano obliga a hacer una revisión de 360º de lo que somos…
Sí, tener mucha conciencia de quién eres en ese momento. Yo considero que sigo en un proceso de aprendizaje que me ha servido para poder seguir adelante y continuar disfrutando de los proyectos.
¿Cuál es tu hambre?
Seguir aprendiendo, seguir trabajando, no importa si es en el norte o en el sur. Cada vez que me preguntan qué tipo de personajes me gustaría hacer, respondo: “No sé”. Pero cuando llegan es cuando me digo: “¡No mames!, ¡esto está increíble!, ¡esto es lo que quiero hacer!”.
Esta hambre, a veces, hace que te tengas que tragar un chingo de trabajo, pero no es tu caso…
Es que cuando escoges un proyecto te puede tomar cuatro meses. Cuando hice El Elegido, empezamos en enero y lo terminé en julio. Tan sólo ese proyecto ya fue un chingo. En el caso de Sense8, donde hubo un proceso de preparación física, la primera temporada me llevó de mayo a septiembre de 2015. Cuando hice El exorcista, grabé el piloto en marzo y lo terminé en septiembre. Entonces son procesos sumamente largos.
¿Cuáles son las diferencias con los proyectos más cortos, donde no te tienes que preparar tanto?
No, no… Te tienes que seguir preparando, pero tienes que resolver mucho más rápido. En estos procesos largos puedes tener mucha más preparación, puedes tener más planeación, hay un trabajo de mesa mucho más extenso. ¿Ahora tienes más tiempo? Así es. Y lo busco también.
¿Crees que tener mucho más tiempo para prepararte es lo que te ha permitido dar ese salto?
Pues no lo sé, me siento más cómodo al prepararme un poco más, estudiar más, tener más tiempo de trabajo de mesa con la gente, simplemente. Una vez que puse ese freno de mano para ver dónde estaba, también pude ver cuáles son mis fortalezas y mis debilidades, pulirlas… Obviamente, mis debilidades trabajarlas mucho más.
En el proceso de las debilidades, ¿cómo le haces para que realmente cambie eso?
Con trabajo… ¡Trabajando! Tomándome en serio lo que estoy haciendo. Si vas a hacer un personaje tienes que trabajar. El tiempo te da la posibilidad de descubrirlo, trabajarlo con el director, con los creativos y ellos mismos te van dando feedback, lo cual retroalimenta todo.
Fuera de falsas modestias y en un ejercicio de introspección, ¿cuáles son tus fortalezas y debilidades?
No quisiera ahondar, porque me da un poco de pudor, lo que te quiero decir es que debes ser tremendamente honesto contigo mismo.
La mayoría de la gente no es honesta, no se quiere fijar en sus broncas y sólo se fija en lo bonito o lo bien que lo hacen los demás, ¿tú como le haces para ver lo malo de ti?
Siendo auténtico. Es un trabajo de sentarte y escuchar qué estás haciendo mal, porque muchas veces puedes tener diferentes perspectivas, la que yo tengo de mí, la que tú tienes de mí y está la perspectiva que realmente existe. Hay que estar abierto al feedback que te dan los demás y eso es muy valioso, porque hay una frase que lo dice todo: “No mates al mensajero”.
O sea, ¿no tienes problema con que alguien llegue y te diga tus verdades?
Mira, sinceramente, pues ya me han dicho de todo en la carrera que he tenido y al final de cuentas, me he mantenido muy firme en qué es lo que quiero y hacia dónde quiero llegar. Si me hubiera enfocado en lo que se decía, en cómo se me percibía, pues me hubiera quedado en un lugar muy específico. Esa es una fortaleza que tengo, mi tenacidad; pero ha sido un proceso muy lindo el querer fijarme una meta y tener un paso constante hacia donde quiero llegar.
Esto es parte de un trabajo personal, introspectivo… muy del actor, ¿no?
No sólo del actor, es un trabajo que tienes de convivencia en un set, que tiene que ver con el oficio actoral, pero también con la relación de persona a persona. Lo que pasa es que muchas veces en un set es donde aprendes, a partir del trabajo en equipo, e implica saber escuchar y también que te escuchen.
Ahora que estás trabajando en un nivel internacional, ¿qué pasa ahí?
Son exactamente los mismos fierros. Arriba o abajo son los mismos fierros. Lo único que cambia es tu visión, tu actitud y tu compromiso con el proyecto.
Pero ¿qué diferencia encuentras cuando trabajas en México a cuando te encuentras envuelto en producciones internacionales?
Tiempo… Tienes más tiempo para poderte preparar. La diferencia, a veces, sólo tiene que ver con las limitantes que enfrentamos en nuestro país, aunque la manera en como se trabaja en México te da unas herramientas muy importantes, porque al tener poco tiempo siempre hay que resolver más rápido, estar al mil.
De esos dos ambientes, internacional y mexicano, ¿no hay uno mejor que otro?
Yo creo que lo mejor es seguir trabajando.
¿Qué viene ahora?
Después de El Elegido, la primera vez que una película mexicana se estrena directo a la pantalla de Netflix y en 190 países, esperar la confirmación de la segunda temporada para El exorcista. Por cierto, a mucha gente le pareció raro que se tocara al santo grial del terror para hacer una serie. Cuando a mí me llegó el piloto, dije: “No manches, esto está rarísimo”, y ya cuando lo leí, dije: “¡No mames, está muy bueno!”. Lo sumamente chingón es que había un personaje mexicano y este se salía por completo del cliché que se maneja en las películas o series sobre cómo nos ven a los mexicanos en EE. UU. Estas también son las historias que quiero contar… Más allá de la serie, que es increíble.
A lo mejor la pregunta es muy obvia, pero, ¿por qué es tan importante no crear estereotipos?
Porque al final de cuentas es una mentira y es como tomar el camino fácil.
¿Qué crees que somos los mexicanos?
Lo que quiero y quise dar con ese personaje, en específico, es que como cultura somos una cosa tremendamente rica, que no somos ese estereotipo y que es errónea la forma en que nos ven. Creo que también es una responsabilidad nuestra el poder decirlo y hacerlo.
Pero en el mundo del entretenimiento, donde se siguen los clichés, también es cierto que trabajas con el rostro y el cuerpo, sin embargo, ¿hasta dónde aguanta esto?
Considero que lo importante es tu trabajo y uno invierte en lo que decide. Si uno sólo lo hace en el físico, la fecha de caducidad es muy rápida. Entonces hay que invertir en otro tipo de cosas, hay que invertir en proyectos que estén interesantes, en personajes que valgan la pena… De ese modo, lo único que va a pasar es que no dependas enteramente de ello. Yo he tratado de diversificarme un poco más… ¡Y eso es todo!
(*Este artículo fue publicado originalmente en The Red Bulletin)