Combate a la corrupción, ¿una simulación?
*Leticia Robles de la Rosa
Inexplicablemente y contrario al discurso oficial, el gobierno de Enrique Peña Nieto retrasó dos semanas la promulgación de la reforma secundaria en materia anticorrupción, que una vez publicada en el Diario Oficial de la Federación (DOF) este mismo principio de semana, tendrá un año para entrar en operación de manera plena.
Recordemos que esa reforma secundaria, que hoy promulga Peña Nieto, nació rodeada de la polémica, por el afán del PRD y el PAN en el Senado de posicionarse mediáticamente como los paladines de la ética política inexistente en este país, y terminó su proceso legislativo rodeada también de la polémica, ahora por el triunfo de los empresarios sobre el presidente Enrique Peña Nieto para que no se les obligue a publicar su patrimonio.
El Presidente de la República vetó una parte mínima, pero sustanciosa de la reforma secundaria anticorrupción y urgió al Congreso de la Unión a sesionar a la brevedad para que pudiera echarse a andar esta reforma, aunque dejó pasar dos semanas completas antes de la ceremonia de promulgación de este lunes, donde los discursos son majestuosos, pero insustanciales ante la necia realidad.
Durante su toma de protesta como nuevo presidente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza anunció la creación de una comisión interna anticorrupción y continuó el discurso de que el partido no protegerá a los gobiernos de Roberto Borge, en Quintana Roo y de Javier Duarte, en Veracruz. Bueno, hasta el gobierno de Enrique Peña Nieto presentó controversias constitucionales contra ambos gobernadores.
Pero sólo pasaron unos días, y la realidad volvió a ponernos en la realidad de este país. Todo es una simulación. El PRI que dijo que no iba a proteger a Duarte, votó para proteger a la gente de Duarte en Veracruz y darles una plaza de base en destruido gobierno veracruzano, para que no puedan ser tocados por el nuevo gobernador, Miguel Ángel Yunes.
Y ese mismo partido que salió a decir que no protegerá a Duarte también se alista para que en breve apruebe un cambio de ley y se permita el uso del pago del Impuesto Sobre Nómina para finiquitar algunas de las millonarias deudas que Duarte dejó a los veracruzanos.
Los discursos y los hechos, en el PRI, nos permiten ver que sus afanes anticorrupción son sólo una simulación.
Y después, el PAN, tan combativo, tan mediáticamente lleno de rimbombancias verbales para venderse como el único partido con la ética política suficiente para criticar a todos, pero guardar silencio para sí, salió a decir que también va a perseguir a sus corruptos y será implacable.
Pero uno recuerda inmediatamente a Guillermo Padrés, ex gobernador en Sonora; uno hace memoria de los nexos de panistas con el narcotráfico; a los moches y decenas de casos de actos de corrupción de los panistas, y que ninguno de ellos ha sido castigado por esos actos de corrupción, a pesar de que desde hace meses que existe una comisión ex profeso.
Entonces, la conclusión natural es que más allá del impacto mediático positivo para sus militantes, en el PAN también es una simulación el combate a la corrupción.
A partir de esta semana, el PRD será conducido por Alejandra Barrales, una mujer envuelta en casos de corrupción, con entregas de becas en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y con el fallido fondo que también intentó crear en el Senado de la República, y uno reflexiona si esa mujer, con esos antecedentes, tendrá entre sus prioridades terminar con los actos de corrupción del PRD.
Y colmo de la simulación lo vimos todos la semana pasada, cuando Andrés Manuel López Obrador se regodeó con una fotografía que se tomó con el David Ortiz, el Big Papi de las Medias Rojas de Boston, del beisbol profesional de Estados Unidos, y ante la polémica desatada, porque se trata de gastos de miles de pesos para presenciar un juego de esos, y se necesita de pases especiales para tomarse fotografías con los jugadores, López Obrador habló por primera vez de dónde vienen sus recursos económicos.
Dice que cobra 20 mil pesos por cada conferencia que le invitan a impartir. Y entonces uno se pregunta, ¿si el hombre que critica el mercantilismo de la política, pero es un mercantilista de la política, tendrá la decisión real de combatir la corrupción o sólo de perseguir a sus adversarios políticos, con la bandera anticorrupción?
En fin, que esta será la primera semana de las reglas anticorrupción y los partidos políticos tienen un año para demostrar si el combate que anuncian es real o sólo es una simulación.
*Leticia Robles de la Rosa: Es periodista y experta en los temas de Educación, Política , Elecciones y Congreso de la Unión. Actualmente cubre la información en el Senado de la República y es una reportera de Primera Plana.