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Misoginia Política

Por Leticia Robles de la Rosa*

Bastó sólo una semana para que los hechos tiraran el discurso priista.

El domingo 21 de agosto, rodeado de diputadas priistas, Enrique Ochoa Reza ofreció que el PRI será el partido en que las mujeres tendrán futuro político. Pero este lunes 29 de agosto, el grupo parlamentario del PRI en el Senado prefirió entregar seis meses la presidencia de la Mesa Directiva a un militante del Partido Verde, que reconocer la labor de las mujeres en esa Cámara.

Por primera vez en años, tres mujeres priistas tenían la posibilidad de ser la segunda mujer en presidir la Mesa Directiva del Senado. Graciela Ortiz, Cristina Díaz e Hilda Flores estaban en la lista para encabezar al Senado. Nadie puede regatearles un ápice a sus talentos, desde tres trincheras distintas y, por supuesto, con trayectorias particulares.

Pero a ellas tres les pasó lo mismo que nos ocurre a muchísimas mujeres todos los días. Las propias mujeres les pusieron el  pié y los hombres priistas aplicaron la máxima del que para evitar los “chismes” de “viejas”, es mejor apostar por lo seguro, uno de ellos.

Misoginia política y boicot de mujeres. Esa es la condena de muchas mujeres que están en la política. No hay, en ningún lugar, un convencimiento real de que una mujer inteligente, valiente, autónoma, decidida, disciplinada, puede hacerse del poder. No. Los hombres de la política prefieren impulsar a mujeres que son sus mujeres, sus novias, sus amantes, sus esposas, sus concubinas, o pretenden que lo sean. Prefieren apoyar a mujeres que son manipulables por ellos, que abrir el poder a mujeres que, muchas veces, tienen más valentía que ellos mismos.

Hilda Flores
Hilda Flores

Hace 16 años, María de los Ángeles Moreno Uriegas se convirtió en la primera mujer en presidir el Senado. Eran otros tiempos. Un PRI abrumadoramente dominante en esa Cámara. Había una Gran Comisión y María de los Ángeles llegó ahí por voluntad del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari.

Este México ya cambió. La mitad de la población es del sexo femenino. La mitad de la plantilla de estudiantes a nivel superior es mujer. La Unión Interparlamentaria informó que durante 2015, México se colocó en el primer lugar, de 58 naciones, con el mayor número de legisladoras.

Ahora, el 36.7% del poder del voto en el Senado es de mujeres, pues suman 47 de los 128 integrantes. Varias de ellas están en el primer lugar de productividad. Las perredistas Angélica de la Peña y Dolores Padierna; las priistas Cristina Díaz, Graciela Ortiz, Diva Gastélum, Hilda Flores; las panistas Laura Rojas, Pilar Ortega, Gabriela Cuevas, Marcela Torres, siempre están en actividad.

Pero el PRI en el Senado decidió que ninguna de las mujeres que militan en el tricolor tiene el perfil suficiente para presidir la Mesa Directiva en un periodo en que, según siempre la visión de los hombres, habrá un trabajo muy difícil porque se realizarán nombramientos, se aprobará la Ley de Ingresos y se discutirá el gobierno de Enrique Peña Nieto en la Glosa del Informe de Gobierno.

La visión de los hombres priistas es que ninguna mujer tiene la capacidad para conducir a un Senado con esas características.

No importó que en los debates más álgidos, sean las mujeres, no los hombres del PRI, las más contundentes en la defensa del proyecto priista y del gobierno de Enrique Peña Nieto. Graciela Ortiz es conocida por la agudeza de su crítica a la oposición y hasta ha hecho lo imposible: dejar callada a la combativa Layda Sansores.

Pero para la misoginia priistas se impuso otra vez. Y nuevamente, de manera lamentable, las propias mujeres se pusieron el pié. Los discursos ganan primeras planas, pero no ganan credibilidad. Lástima.

Cristina Díaz
Cristina Díaz

*Leticia Robles de la Rosa: Es periodista y experta en los temas de Educación, Política , Elecciones y Congreso de la Unión. Actualmente cubre la información en el Senado de la República y es una reportera de Primera Plana.

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