“Si no perdonas por amor, perdona al menos por egoísmo, por tu propio bienestar”.
Dalai Lama
Si hay dos figuras importantes y determinantes en nuestra vida son nuestros padres, tanto si estuvieron presentes o ausentes, si los conocimos o no, pues es a través de esta relación como aprendemos a relacionarnos y movernos en el mundo, en la vida.
El tipo de relación que mantuvimos con ellos nos marca de manera muy profunda. Y cuando la relación no ha sido buena, crecemos guardando dolor, enojo y resentimiento.
Aferrarnos al resentimiento hacia lo que nuestros padres hicieron o dejaron de hacer, casi de manera invariable nos impide mantener relaciones sanas, principalmente relaciones de pareja y la relación con nuestras hijas e hijos, si es que los tenemos, y muchas veces tendemos a replicar en nuestra vida adulta aquello que tanto nos lastimó en la infancia y nuestra adolescencia.
Para darnos cuenta de la carga emocional con la que vivimos hacia nuestros padres, hay que hacer una introspección profunda para reconocerla, entenderla y de esa manera decidir si queremos liberarnos de ella o no.
Yo he hecho varios trabajos terapéuticos para sanar la relación con mis padres, han sido trabajos fuertes, sanadores, liberadores. Finalmente entendí que estando en paz con ellos podría estar en paz conmigo. Y esto es posible hacerlo tanto si viven como si ya murieron.
Mantener una guerra con nuestros padres es una batalla sin fin, en la que la única persona perjudicada eres tú, pues esa batalla es en realidad una batalla interior. Esta batalla sólo se gana cuando perdonamos. Y es importante entender que perdonar no quiere decir darle la razón a quien te hirió, ni tampoco consiste en aguantar abusos.
Perdonar significa poder quitarle la carga emocional a los hechos del pasado.
Es importante comprender que el pasado no puede cambiarse, y que a pesar de que nuestros padres muestren un sincero arrepentimiento, no pueden regresar el tiempo y borrar el dolor que pudieron causarnos.
Podemos tener mucha o poca información sobre nuestros abuelos, pero no sabemos a ciencia cierta cómo educaron a sus propios hijos. En realidad, tampoco sabemos cómo nuestros bisabuelos educaron a nuestros abuelos, y así continúa una cadena generacional interminable de la cual no tenemos conocimiento y que, sin embargo, nos afecta a nosotros, y a los que vienen después de nosotros.
Y no estoy hablando de minimizar o quitarle peso e importancia a tu enojo y sufrimiento, al contrario, por supuesto que lo tiene. De lo que hablo es de poder verlo y reconocerlo para intentar comprender a tu padre y a tu madre, sabiendo que la historia de vida de ellos, la de sus propios padres y así generación tras generación viene de muy atrás. Y posiblemente tú puedes hacer cambios para las generaciones que vienen.
Cuando te das cuenta de que al seguir culpando a tus padres te mantiene atado, y además afecta de manera significativa tus relaciones actuales, tal vez sea el momento de que mires dentro de ti y te des cuenta de que actualmente lo que eres, dices, haces, piensas y sientes son decisiones tuyas, y tienes la elección de mantenerte así o no.
Esto no quiere decir que si has tenido una relación difícil y tormentosa con ellos de manera mágica todo se borrará. Hay que trabajar en ello, hay que tener ganas de hacerlo. Y si es mucho el rencor y el enojo piensa que lo que estás haciendo no es por ellos, es por ti, por tu tranquilidad, por abrirte la posibilidad de vivir y relacionarte de una mejor manera.
Ver aquello que no hemos podido o querido ver de nuestro sistema familiar, nos permite comprender nuestro actuar en el presente y de alguna manera reconstruir el mapa de nuestra vida.
Lo único que podemos modificar es el presente. Al posicionarnos de una manera distinta ante los errores que cometieron nuestros padres realmente tomamos el control de nuestra vida, dejamos de victimizarnos y nos asumimos como los adultos que somos, capaces de decidir cómo queremos vivir. Perdonar es un acto de amor y voluntad, y es principalmente hacia ti mismo, y te aseguro que hacer las paces con tu madre y con tu padre te liberará.
Si este tema está afectando tu vida y quieres trabajar en ello con mucho gusto puedo acompañarte en terapia. Sólo mándame un mensaje de whattsap al 5522558651 para que hagamos una cita.
Por: Claudia Soriano Segoviano. Psicoterapeuta Gestalt y Psicocorporal.
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