Un susto producido por una situación que nos pone en peligro o un temblor provoca acidez estomacal, por lo que los carbohidratos, como los que tiene el bolillo u cualquier otro pan, ayudan a aminorar el malestar.
De generación en generación, el bolillo se ha convertido en remedio para hecer frente al miedo y los sobresaltos. Y de acuerdo con la ciencia, hay una explicación para ello.
Según Nayeli Ortiz, de la Facultad de Medicina de la UNAM, detalló que incluso el solo hecho de masticar es benéfico para nuestra salud porque:
Va a ayudar a nuestro organismo a que deje de sentir ese miedo y ese estrés, esto ayuda a que deje de sentir ese dolor o ese hueco en el estómago después del episodio.
Y es que a nivel cerebral, cuando hay un sobresalto, se liberan la noradrenalina y la adrenalina. Así lo explica la especialista:
Son dos hormonas que hacen que uno sienta que le late rápido el corazón, hace que nuestros niveles de azúcar suban, agitan nuestra respiración.
Un abrazo o un beso generan una mejor sensación de tranquilidad y bienestar, ya que liberan oxitocina, la hormona del amor, la calma y el contacto.
Así es que, avalado por la ciencia, además de un abrazo, se vale comer un bolillo para el susto, luego de una inesperada alerta sísmica.
