Dedicar tiempo a los hijos, convivir con la familia y ser más cariñoso son tres de las virtudes de la nueva figura paterna
El Día del Padre se ha popularizado en México en los últimos años. El origen de esta celebración es poco conocido, y tiene mucho significado si consideramos el perfil de los padres mexicanos en la actualidad. Este día surgió en Estados Unidos en 1910 por idea de Smart Dodd, una mujer cuya madre falleció cuando ella tenía 16 años, quedando su padre a cargo de la familia. Con la intención de reconocer a quienes como su progenitor, tenían una doble función en la educación y crianza de los hijos, Dodd propuso tener un día de reconocimiento al igual que el Día de las Madres.
Ciento diecisiete años después, ante la modernización de los sistemas económicos, los cuales han promovido la incorporación de las mujeres al mercado laboral, la dinámica familiar ha cambiado significativamente y el papel del padre es de mayor compromiso con las labores domésticas, además de estar más al tanto del desarrollo y cuidado de sus hijos. Los expertos en sociología le llaman a esta forma de vincularse “la nueva paternidad”.
En este proceso, los papás ganaron en afecto y compañía y las parejas funcionan como un equipo o una asociación comprometida equitativamente con el cuidado de los hijos. Asimismo, la infraestructura en lugares públicos es cada vez más inclusiva, apoyando a los padres en sus labores, prueba de ello es que cada día son más los lugares públicos como estadios, restaurantes y cines, que cuentan con cambiadores para bebés en los sanitarios de hombres.
De acuerdo a un estudio de la Universidad Autónoma Metropolitana, un papá de hoy:
1. Quiere pasar más tiempo con sus hijos y los cuida activamente.
2. Es afectuoso.
3. Tiene sentido de responsabilidad y de obligación.
4. Comparte sus pasatiempos con su familia.
5. Participa en las tareas de casa.