Fumar no sólo predispone las afecciones de pulmón, sino a tumores en vejiga, riñón, páncreas e hígado
¿Sabías que el tabaquismo es el causante del 30 por ciento de los casos de cáncer en nuestro país?
Un médico oncólogo de la UNAM explica que esto es posible porque de ahí se derivan no sólo el cáncer de pulmón, sino también en vías aerodigestivas superiores, riñón, páncreas, hígado y vejiga, entre otros.
Se trata de una de las principales causas tanto en fumadores activos como pasivos; de hecho, entre estos últimos el riesgo se incrementa entre menor sea el individuo (niños y bebés en gestación son los más vulnerables).
Este 4 de febrero se conmemora el Día Mundial contra el Cáncer y estas fechas nos sirven para hacer conciencia de nuestros problemas de salud pública, conocer los factores de riesgo, prevenir las enfermedades e informarnos sobre métodos de control.
Juan W. Zinser Sierra, coordinador del Comité de Oncología de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM y médico oncólogo del Instituto Nacional de Cancerología, consideró que el estilo de vida es fundamental para aminorar la posibilidad de desarrollar un carcinoma: es necesario no fumar, cuidar la dieta, protegerse de los rayos solares y ejercitarse (práctica con efectos anticancerígenos, metabólicos y cardiovasculares).
Los fallecimientos por cáncer en nuestro país han aumentado como parte de una transición epidemiológica, pues entre más vive la gente, mayor el riesgo, sostuvo el investigador.
Hace un siglo las principales causas de mortalidad eran infecciones como la diarrea o problemas respiratorios, y la esperanza de vida era de 35 a 40 años. Hoy, con cada vez más adultos de 70 años, los decesos se deben a enfermedades crónico-degenerativas.
Según cifras de 2011 de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la tasa de mortalidad estandarizada a consecuencia del cáncer en América Latina fue de 110.7 fallecimientos por cada 100 mil habitantes.
Los índices más altos están en Uruguay, con 168.4 por cada 100 millares de individuos; Cuba con 143.3, y Perú con 136.6. México tiene la más baja con 75.4, pero podría ser errónea, pues en las actas de defunción no suele registrarse que la persona padecía una neoplasia, sino que murió por paro respiratorio.
El académico explicó que también hay infecciones que generan proclividad, como la derivada del virus del papiloma humano, que daña el cuello de la matriz, y la hepatitis B, que afecta el hígado; afortunadamente ambas son prevenibles con vacunas.
La predisposición genética es primordial, particularmente en alteraciones de los tejidos en mama, pulmón y colon, los más frecuentes. Si dos personas están expuestas a las mismas circunstancias, pero una tiene antecedentes cancerígenos familiares, sus posibilidades de desarrollarlo son mayores.
Diagnóstico
Hay estudios que permiten un diagnóstico temprano, es decir, detectar tumores en fase inicial y sin diseminarse. En estas condiciones la curación es más probable; sin embargo, aún en casos avanzados (incluso con metástasis), según su tipo y sensibilidad al tratamiento, es factible pensar en una curación.
Es importante destacar esto, pues se suele creer que en pacientes con metástasis el pronóstico es fatal, pero una diagnosis a tiempo lo favorece. Hasta con enfermos en etapas avanzadas, según la variedad, el cáncer potencialmente se puede erradicar, lo que significa que si bien el dictamen no se hizo lo antes posible, fue oportuno.
Ejemplo de lo anterior son los linfomas, tumores testiculares o la afección trofoblástica gestacional, entre otros, pues al ser sensibles a la quimioterapia y radioterapia, es factible la posibilidad de recuperación o de mejoría significativa.
Sobre el tratamiento, el oncólogo Zinser Sierra destacó que es multidisciplinario y que hay estrategias locales (cirugía y radiación) y sistémicas (que operan en todo el cuerpo, como la quimioterapia, los procesos hormonales y los dirigidos a las células tumorales, de aplicación más reciente).
Hoy se investigan nuevas alternativas basadas en mejorar el sistema inmunológico del afectado. Además, hay dos tipos de prevención: primaria y secundaria. En una se trata de evitar que el mal se origine, por lo que se recomienda no fumar, ejercitarse y protegerse de los rayos solares (sobre todo en sujetos con piel clara).
La segunda implica realizar estudios a fin de identificar el tumor en etapas iniciales, como la prueba de Papanicolaou para el cáncer cervicouterino, la mastografía para el de mama o la colonoscopía para el de colon, entre otros.
Fotos: Dirección de Comunicación Social de la UNAM