Su nuevo reto es conseguir los fondos…
Por Daniel Francisco, Damián Mendoza y Nayeli Manuel
UNAM GLOBAL
No hay obstáculos para Ameyalli Aguilar Guerrero. Irá al conservatorio Regional de Niza en Francia para cursar el ciclo de perfeccionamiento en flauta transversa.
Lleva meses en la recaudación de fondos. Desde conciertos, venta de garaje y fondeadora en internet (https://ameyalliaguerrero.wixsite.com/rumboaniza y https://donadora.mx/projects/ameyalli-a-niza ). Su sueño está muy cerca y comenzó el día que le autorizaron hacer su examen por internet.
Envió el video de lo que interpretó en su graduación en la Facultad de Música de la UNAM, se evaluó en Niza y fue aceptada. Sólo se abrió un lugar para esa clase y lo ganó. Recibió personalmente la llamada de felicitación de su nueva maestra Sibel Pensel.
Con la noticia de la aceptación llegó el reto de conseguir dinero para la estancia. Como no son estudios de Posgrado no hay forma de obtener apoyos institucionales. Ameyalli no se cruzó de brazos ni se quejó en las redes sociales. Antes de preparar las maletas tenía que conseguir dinero.
Junto con sus amigos diseñó un ciclo de conciertos en todo tipo de recintos. Una de sus amigas de Facebook le sugiere tocar en la calle, según sus cálculos podría conseguir unos 500 pesos diarios.
La música la acompaña desde los cuatro años. El día que la llevaron al concierto de Pedro y el Lobo de Prokofiev quedó maravillada con el personaje del pajarito. Ahí supo que la flauta sería su instrumento musical. Pero fue hasta los nueve años que se volvió puma.
Sus padres la inscribieron en los cursos de iniciación musical de la Facultad de Música de la UNAM. Ya en el bachillerato las jornadas eran dobles, por la mañana las clases en la Preparatoria 6 y en la tarde el propedéutico en la Facultad de Música.
En muchas ocasiones tenía que ensayar en el patio de la Prepa. Y de pronto, la comunidad escolar tenía conciertos gratuitos cuando se le sumaba una amiga violinista.
Ameyalli, como todos los que estudian música en este país, se ha enfrentado a los comentarios sobre la incertidumbre de estudiar música: ¿de qué va a vivir un músico?, ¿qué estudias además de eso?, “eso no es una carrera”. Ignora esos cuestionamientos y cree firmemente en la música: “sí se puede vivir de la música”.
Recuerda que en uno de sus conciertos una niña fue inspirada por su música. Mientras interpretaba El carnaval de los animales de Saint-Saëns la niña comenzó a bailar ballet: “Eso es lo que yo quiero inspirar en la gente”.
Francia no es un lugar desconocido. Hace poco estuvo en Mónaco, becada por la UNAM. En mayo de 2018 se tituló con mención honorífica. Al terminar su estancia en Niza piensa estudiar una maestría.