Equilibrar la vida laboral y familiar sigue siendo un reto para las mujeres y madres trabajadoras, ya que son pocas las leyes y las empresas que protegen su derecho a realizarse plenamente en el ámbito profesional.
Por lo que, en su búsqueda de encontrar el equilibrio entre su vida laboral, el hogar y la crianza, muchas mujeres, especialmente las que son madres, terminan trabajando en la informalidad. En México, dos terceras partes de las mujeres que tienen un trabajo remunerado laboran en la informalidad, lo que evita que tengan prestaciones y acceso a servicios de salud, de acuerdo con un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Por su parte, de acuerdo con datos del Inegi, los hombres dedican 20 horas a la semana en tareas domésticas, mientras que las mujeres dedican 50, es decir, más del doble. Además, según ONU Mujeres, ellas dedican entre 2 y 10 veces más de tiempo diario a la prestación de cuidados (a los hijos e hijas, personas mayores y enfermas), y entre 1 y 4 horas diarias menos a actividades relacionadas al ámbito profesional.
En el ranking elaborado por Mamá Godín para reconocer a las empresas que atraen, retienen y fomentan el desarrollo profesional de las mamás trabajadoras de México, los resultados arrojaron que de las 21 empresas que lograron ser acreedoras al reconocimiento “Mejores empresas para trabajar de Mamá Godín”, solo el 20% tiene como directora general a una madre trabajadora. Además, en esta muestra existen 960 posiciones ejecutivas, de las cuales 334 están ocupadas por mujeres, y solo 13% son madres. Por otro lado, se registran 626 hombres ejecutivos, de los cuales el 27% son padres.
“Sumado a esta situación, la pandemia empeoró las desigualdades, ya que las tareas del hogar y los trabajos de cuidados recayeron principalmente en ellas. Aquellas que tienen o tenían un trabajo debían cumplir con el teletrabajo y con las labores domésticas, provocando que se hayan enfrentado a dobles y triples jornadas laborales”, señala Aideé Zamorano, fundadora de Mamá Godín, quien agrega que “los estereotipos de género son en gran medida la razón de muchas desigualdades sociales”.
Estereotipos, claves en la desigualdad
Vivimos en un país lleno de estereotipos y juicios para las mujeres y madres que trabajan. Históricamente, por su rol de madres, las mujeres han sido relacionadas como las principales encargadas de las actividades del hogar y de la crianza, lo que hace que se dificulte combinar la maternidad y las labores domésticas con un trabajo estable.
Los estereotipos son las ideas, cualidades y expectativas que la sociedad atribuye a mujeres y hombres; son representaciones simbólicas de lo que mujeres y hombres deberían ser y sentir, de acuerdo con el Glosario para la Igualdad del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres).
El mismo Instituto señala que los estereotipos hacia las mujeres están relacionados al rol reproductivo y las actividades vinculadas al cuidado, como ser amas de casa, enfermeras y maestras, mientras que hacia los hombres están relacionados al rol productivo, como roles políticos, jefes, mecánicos, etc.
Esto es contraproducente, ya que se utilizan para justificar conductas de discriminación de género, y en el aspecto laboral, limitan las actividades en las que tanto hombres como mujeres pueden desempeñarse sin ser señalados socialmente, siendo esta una de las razones para la desigualdad entre hombres y mujeres en las prestaciones para crianza en las empresas, por ejemplo.
Refuerza lo anterior la Ley Federal del Trabajo, que establece que la participación de la mujer en el cuidado del recién nacido es obligatoria, y mientras que a una mujer embarazada en México le dan 12 semanas de incapacidad, repartidas antes y después del parto; al hombre que va a ser padre únicamente le dan 5 días de permiso por paternidad.
“Es por ello necesario que tanto las empresas como el Gobierno promuevan iniciativas que permitan la creación de modelos de paternidad y maternidad más incluyentes, con prestaciones y días de descanso pagados que ayuden a repartir la responsabilidad de manera más equitativa, de esta manera podrían vencerse muchas de las desigualdades a las que se enfrentan las madres trabajadoras y otros grupos vulnerables involucrados en la crianza”, recomienda Mamá Godín.
Además, los estereotipos de género también contribuyen a la formación del techo de cristal, con el que se impide a las mujeres preparadas profesionalmente ascender a puestos de mayor responsabilidad, y a la brecha salarial de hasta el 20% entre hombres y mujeres en América Latina y el Caribe, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo.
“Las desigualdades sociales y los estereotipos de género son barreras para el crecimiento laboral de las mujeres y madres trabajadoras que también afectan a los hombres, y en general, a la economía de un país. Permitiendo que persistan, perdemos todas y todos”, finaliza Aideé Zamorano, fundadora de Mamá Godín.
Sobre Mamá Godín
Mamá Godín busca colocar en la agenda pública los retos en el mundo laboral que impiden (por tradición patriarcal) generar igualdad de oportunidades para el desarrollo profesional de las mujeres -y madres- en instituciones públicas y privadas.
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