El control de esfínteres es un proceso complejo por el que atraviesan todos los seres humanos; en ocasiones factores como el miedo, la angustia o la inseguridad, pueden convertirse en un obstáculo para poder lograrlo.
Este momento en el que intentamos que nuestro hijo deje el pañal, puede llegar a ser tortuoso, por ello las especialistas de Neuroingenia, en conjunto con la marca Build-A-Bear, comparten una serie de datos interesantes para ayudar a nuestros pequeños en este proceso, y apoyarse de los beneficios que brindan los peluches para su desarrollo.
El aprendizaje para “ir al baño” forma parte del desarrollo de todos los seres humanos. La edad de inicio de control de esfínteres varía de un niño a otro, pero por lo general el rango se encuentra entre los 18 y los 24 meses; además, influye del grado de madurez y el desarrollo de músculos y nervios que hacen posible el control voluntario de los esfínteres.
Este proceso también puede estar relacionado con el grado de estimulación y convencimiento que los padres tienen para lograrlo, el medio ambiente que le rodea y las presiones a su alrededor. Así que apoyarse de distintos factores externos es una excelente idea para motivar a los pequeños y no desgastar la relación padre-hijo.
Si tu niño tiene la madurez neurológica y motora para controlar sus esfínteres, una técnica es utilizar los peluches como estrategia para ayudar a tus hijos a aprender a tener este control. Estos les será de gran ayuda, debido a que los niños tienden a crear con gran facilidad un intenso vínculo afectivo con estos amigos peludos, convirtiéndolos en compañeros de juego y apoyo.
Tomando en cuenta esta afirmación, Karla Hernández, sicóloga de Neouroingenia, menciona que el oso nos permitirá darle la oportunidad a nuestro hijo, de enseñarle a su amigo a ir al baño. “Una estrategia para lograrlo sería comentarle al niño que el oso ya es grande y tiene que aprender a ir al baño solo, por lo que el niño tendrá que enseñarle a identificar lo que siente cuando quiere ir al baño y explicarle, paso por paso, a entender cómo sentarse en el escusado o bacinica, dándole siempre el ejemplo al oso”, comenta la sicóloga.
Como otra estrategia, el niño estará emocionado por ir al baño junto con el oso si ambos portan ropa interior similar, de manera que buscará el momento para ir, y aprenderá a bajar y subir su ropa interior, paso importante para la realización del proceso.
Será de utilidad, explicarle a tu hijo que deberá de llevar a su amigo de peluche varias veces al día al baño, así, lo tomará como un juego y por lo mismo, logrará aprenderlo con gusto. De igual manera, hacer láminas con distintos horarios para ir al baño, servirá para tratar de irlo acostumbrando al uso de las instalaciones y a una rutina específica, lo cual nos ayudará a que eventualmente logre hacer el proceso solo y automáticamente sin ayuda de un tercero.